La empresa marvel (que alguna vez fue sólo una hacedora de comics) está llevando a cabo un plan más maléfico que el de cualquiera de sus grandes villanos, el de quedarse con grandes actores por largos periodos de tiempo. La companía decidió que la mejor forma de crear grandes películas y paliar su presupuesto, es contratar a estrellas de Hollywood y retenerlas para hacer extensas franquicias con cada uno de sus superhéroes.
Casos como los de Robert Downey Jr., Chris Evans o Samuel Jackson son los más llamativos. Downey acordó hacer al menos tres películas de Iron Man, además de participar en The Avengers (dónde compartirá escenas con distintos súper de Marvel) y meter distintos cameos como el de la última Hulk. Por su parte el ex antorcha humana firmó para ponerse el traje de Capitán América por U$S 300.000, pero claro que esta cifra va a aumentar cuando haga las dos secuelas con las que se especula, además del film The Avengers y más cameos en otras producciones de la firma, lo que da un total de ocho films en los cuáles el hombre con el escudo más famoso va a aparecer. El caso más increíble es el de Samuel L. Jackson (que dicho sea de paso, es obvia su afición a los superpoderes) que firmó para ponerse el parche en el ojo de Nick Fury por lo menos, unas nueve veces. Ya lo vimos en Iron Man, haciendo un pequeño cameo después de los títulos. El trato incluye su propia franquicia, lo cual llevaría al menos cinco años y una cantidad enrome de apariciones.
Todo esto hace pensar que el mejor negocio para un actor que quiere ser el centro de atención es, paradójicamente, ponerse una máscara. Como vemos, ¡hay Súpers para rato chicos!
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